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Ellen G. White

#54 Las leyes dominicales — 1 de 4


Satanás desafía la autoridad de Dios

Dios acusa a Babilonia “porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación” [...]. {EUD 107.1}


Dios hizo el mundo en seis días y descansó en el séptimo. Así santificó ese día y lo puso aparte de todos los otros como santo para él, para ser observado por su pueblo a través de todas sus generaciones. Pero el hombre de pecado, ensalzándose por encima de Dios, sentándose en el templo de Dios y haciéndose pasar por Dios, pensó en cambiar tiempos y leyes. Este poder, pensando demostrar que no solo era igual a Dios, sino superior a Dios, cambió el día de reposo colocando el primer día de la semana donde debiera estar el séptimo. El mundo protestante ha tomado a este hijo del papado para que se lo considere como sagrado. En la Palabra de Dios esto es llamado la fornicación de la mujer. Apocalipsis 14:8.—Comentario Bíblico Adventista 7:990 (1900). {EUD 107.2}


Durante la dispensación cristiana, el gran enemigo se la felicidad del hombre hizo al sábado del cuarto mandamiento objeto de ataques especiales. Satanás dice: “Obraré en forma contraria a los propósitos de Dios. Daré a mis secuaces poder para desechar el monumento de Dios, el séptimo día, como día de reposo. Así demostraré al mundo que el día santificado y bendecido por Dios fue cambiado. Ese día no vivirá en la mente del pueblo. Borraré su recuerdo. Pondré en su lugar un día que no lleva las credenciales de Dios, un día que no puede ser una señal entre Dios y su pueblo. Induciré a los que acepten este día a que lo revistan de la santidad que Dios dio al séptimo día”.—La Historia de Profetas y Reyes, 136 (1914). {EUD 108.1}


El día de reposo: el gran asunto en discusión

En la guerra que se librará en los últimos días estarán unidos, en oposición al pueblo de Dios, todos los poderes corruptos que han apostatado de su lealtad a la ley de Jehová. En esta guerra, el sábado del cuarto mandamiento será el gran punto en discusión, pues en el mandamiento del sábado el gran Legislador se identifica a sí mismo como el Creador de los cielos y la tierra.—Mensajes Selectos 3:448 (1891). {EUD 108.2}


“En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [o sábados]—dice el Señor—; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”. Éxodo 31:13. Algunos tratarán de poner obstáculos en el camino de la observancia del sábado, diciendo: “Vosotros no sabéis cuál es el día de reposo”; pero parecen entender cuándo llega el domingo y han manifestado gran celo en formular leyes que obliguen su observancia.—The Kress Collection, 148 (1900). {EUD 108.3}


El movimiento de la ley dominical en la década de 18801

Por muchos años hemos aguardado que se promulgue una ley dominical en nuestro país, y ahora que el movimiento está ante nosotros preguntamos: ¿Qué va a hacer nuestro pueblo al respecto? [...]. Debiéramos buscar a Dios en forma especial para que su pueblo reciba ahora gracia y poder. Dios vive, y no creemos que ha llegado plenamente el tiempo cuando él permita que nuestras libertades sean restringidas. {EUD 108.4}


El profeta vio “a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol”. Otro ángel, subiendo desde el este, clamó a ellos a gran voz, diciendo: “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”. Esto señala el trabajo que ahora debemos hacer, a saber, clamar a Dios para que los ángeles detengan los cuatro vientos hasta que sean enviados misioneros a todas partes del mundo, y hayan proclamado la advertencia contra los que desobedecen la ley de Jehová.—The Review and Herald, 11 de diciembre de 1888. {EUD 109.1}


Los defensores de la ley dominical no advierten lo que están haciendo

El movimiento dominical está avanzando en la oscuridad. Los líderes encubren el verdadero problema, y muchos que se unen al movimiento no ven hacia dónde tiende la corriente oculta [...]. Están trabajando a ciegas. No ven que si un gobierno protestante saca los principios que lo han hecho una nación libre e independiente, y mediante leyes incorpora en la Constitución principios que propagarán las falsedades y los engaños papales, se hundirán en los horrores del romanismo de la Edad Oscura.—The Review and Herald, 11 de diciembre de 1888. {EUD 109.2}


Son muchos los que, aun entre los empeñados en este movimiento para imponer el domingo, están ciegos en cuanto a los resultados que seguirán a esta acción. No ven que están atentando directamente contra la libertad religiosa. Son muchos los que nunca han comprendido las obligaciones que impone el día de reposo bíblico ni el fundamento falso sobre el cual descansa la institución del domingo [...]. {EUD 109.3}


Los que están haciendo un esfuerzo para cambiar la Constitución y obtener una ley que imponga la observancia del domingo, no se dan cuenta de lo que será el resultado. Una crisis está por sobrecogernos.—Joyas de los Testimonios 2:318, 352 (1889). {EUD 110.1}


No quedarse sentado, sin hacer nada

Es nuestro deber hacer todo lo que está en nuestro poder para prevenir el peligro que nos amenaza [...]. Sobre todos los hombres y mujeres de oración en todo el país recae la gran responsabilidad de pedir que Dios despeje esta nube maligna y conceda unos pocos años más de gracia para trabajar por el Maestro.—The Review and Herald, 11 de diciembre de 1888. {EUD 110.2}


Aquellos que ahora observan los mandamientos de Dios, necesitan moverse para que puedan obtener la ayuda especial que solo Dios puede darles. Debieran trabajar más fervientemente para dilatar tanto como sea posible la calamidad que los amenaza.—The Review and Herald, 18 de diciembre de 1888. {EUD 110.3}


Que los hijos de Dios, guardadores de los mandamientos, no permanezcan ahora en silencio como si hubiéramos de conformarnos con la situación.—Comentario Bíblico Adventista 7:986 (1889). {EUD 110.4}


No estamos haciendo la voluntad de Dios si permanecemos quietos sin hacer nada para preservar la libertad de conciencia. Deben ascender a Dios oraciones fervientes y eficaces para que esta calamidad sea diferida hasta que podamos realizar la obra que durante tanto tiempo ha sido descuidada. Elévense oraciones muy fervientes; y luego trabajemos en armonía con nuestras oraciones.—Joyas de los Testimonios 2:321 (1889). {EUD 110.5}


Hay muchos que están tranquilos, como durmiendo. Dicen: “Si la profecía ha predicho la imposición de la observancia dominical, con toda seguridad la ley será promulgada” y habiendo arribado a esta conclusión se sientan en una serena expectación del evento, consolándose con la idea de que Dios protegerá a su pueblo en el día de angustia. Pero Dios no nos salvará si no hacemos el menor esfuerzo para realizar la obra que nos ha encomendado [...]. {EUD 110.6}


Como fieles atalayas, debiéramos ver la espada que viene y dar la advertencia, para que hombres y mujeres no prosigan por ignorancia un curso de acción que evitarían si conociesen la verdad.—The Review and Herald, 24 de diciembre de 1889. {EUD 110.7}


 

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