top of page
  • Ellen G. White

#47 La vida en el campo — 1 de 4

El ideal divino

Aunque todo lo que Dios había hecho era perfectamente bello, y parecía que no faltaba nada en la tierra que Dios había creado para hacer felices a Adán y Eva, él les manifestó su gran amor plantando un jardín especialmente para ellos. Una porción de su tiempo debía ocuparse en la alegre tarea de cultivar el jardín, y otra en recibir la visita de los ángeles, escuchando su instrucción, y en feliz meditación. Su trabajo no era cansador, sino placentero y vigorizador. Este hermoso jardín habría de ser su hogar, su residencia especial.—Spiritual Gifts 3:34 (1864). {EUD92 96.1}


¿Cuáles fueron las condiciones escogidas por el Padre infinito para su Hijo? Un hogar apartado en los collados de Galilea; una familia mantenida por el trabajo honrado y digno; una vida sencilla; la lucha diaria con las dificultades y penurias; la abnegación, la economía y el servicio paciente y alegre; las horas de estudio junto a su madre, con el rollo abierto de las Escrituras; la tranquilidad de la aurora o del crepúsculo en el verdeante valle; las santas actividades de la naturaleza; el estudio de la creación y la providencia, así como la comunión del alma con Dios: tales fueron las condiciones y las oportunidades que hubo en los primeros años de la vida de Jesús.—El Ministerio de Curación, 282-283 (1905). {EUD92 96.2}


Lejos de las ciudades

Salid de las ciudades tan pronto como sea posible, y adquirid una porción de tierra donde podáis tener un huerto, donde vuestros hijos puedan ver crecer las flores y aprender de ellas lecciones de sencillez y pureza.—Mensajes Selectos 2:409 (1903). {EUD92 97.1}


Mi mensaje en este tiempo es: Salid de las ciudades. Tened la seguridad de que la instrucción para nuestro pueblo es de radicarse a kilómetros de distancia de las grandes ciudades. Una mirada al San Francisco de hoy hablaría a vuestras mentes inteligentes, mostrándoos la necesidad de salir de las ciudades... {EUD92 97.2}


El Señor llama a su pueblo a establecerse lejos de las ciudades, porque en una hora como la que no pensamos, lloverán del cielo fuego y azufre sobre ellas. Su castigo será proporcional a sus pecados. Cuando una ciudad es destruida, que nuestro pueblo no considere este asunto como algo sin importancia, ni piense que pueden edificarse casas en esa misma ciudad, si se les ofrece una oportunidad favorable... {EUD92 97.3}


Todos los que quieran comprender el significado de estas cosas, lean el capítulo 11 de Apocalipsis. Lean cada versículo, y entérense de las cosas que aún van a ocurrir en las ciudades. Lean también las escenas descritas en el capítulo 18 del mismo libro.—Manuscript Releases, 1518 (10 de mayo de 1906). {EUD92 97.4}


Los padres y las madres que poseen un pedazo de tierra y un hogar cómodo son reyes y reinas.—El hogar adventista, 125 (1894). {EUD92 98.1}


Hay que trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada

Como pueblo que guarda los mandamientos de Dios, debemos salir de las ciudades. Tal como lo hizo Enoc, debemos trabajar en las ciudades pero no vivir en ellas.—El Evangelismo, 61 (1899). {EUD92 98.2}


Hay que trabajar en favor de las ciudades desde puestos de avanzada. El mensajero de Dios dijo: “¿No serán amonestadas las ciudades? Sí; pero no por el pueblo de Dios que viva en ellas, sino mediante sus visitas realizadas para advertirlas de lo que acontecerá sobre la tierra”.—Mensajes Selectos 2:410-411 (1902). {EUD92 98.3}


Durante años me ha sido dada luz especial acerca de nuestro deber de no centralizar nuestra obra en las ciudades. El ruido y bullicio que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las huelgas, impedirán nuestra obra.—Joyas de los Testimonios 3:115 (1902). {EUD92 98.4}


Cuando la iniquidad abunda en una nación, siempre ha de escucharse una voz que dé la amonestación y la instrucción, como la voz de Lot fuera oída en Sodoma. Sin embargo, Lot pudo haber preservado a su familia de muchos males si él no hubiera hecho su hogar en esa ciudad malvada y corrompida. Todo lo que Lot y su familia hicieron en Sodoma podría haber sido hecho por ella, aun cuando hubieran vivido en un lugar a cierta distancia de la ciudad.—El Evangelismo, 61 (1903). {EUD92 98.5}


Por ahora, algunos obreros estarán obligados a trabajar en Chicago; pero éstos deberían estar preparando centros de trabajo en distritos rurales, desde los cuales trabajar la ciudad. El Señor desea que su pueblo se preocupe de ellos y adquiera propiedades humildes y baratas para convertirlas en centros para llevar a cabo su obra. De vez en cuando encontrarán lugares más amplios que podrán adquirir a un costo sorprendentemente bajo.—El Evangelismo, 295 (1906). {EUD92 99.1}


Ricas bendiciones en un ambiente natural

Volvemos a decir: “Fuera de las ciudades”. No consideréis que es una gran privación el tener que trasladaros a los cerros y las montañas, sino buscad un retiro donde podáis estar solos con Dios, para aprender su voluntad y sus caminos... {EUD92 99.2}


Insto a nuestro pueblo a que convierta la búsqueda de la espiritualidad en la obra de su vida. Cristo está a la puerta. Por esto digo a nuestro pueblo: “No consideréis que es una privación el ser llamados a dejar las ciudades para trasladaros al campo. Allí esperan abundantes bendiciones para los que deseen aprehenderlas. Al contemplar las escenas de la naturaleza, las obras del Creador, y al estudiar la obra de la mano de Dios, seréis transformados imperceptiblemente a la misma imagen”.—Mensajes Selectos 2:408 (1908). {EUD92 99.3}


El desarrollo del carácter es más fácil en el campo

Los padres acuden con sus familias a las ciudades, porque se imaginan que allí es más fácil ganarse la vida que en el campo. Los hijos, no teniendo qué hacer cuando no están en la escuela, se educan en la calle. De las malas compañías adquieren hábitos de vicio y disipación.—Joyas de los Testimonios 2:74 (1882). {EUD92 99.4}


Enviad a los hijos a escuelas ubicadas en la ciudad, donde toda clase de tentación aguarda para atraerlos y desmoralizarlos, y la obra de la edificación del carácter será diez veces más difícil tanto para los padres como para los hijos.—Fundamentals of Christian Education, 326 (1894). {EUD92 100.1}


Las ciudades rebosan de tentaciones. Debemos planear nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan alejados como se pueda de esa contaminación.—El hogar adventista, 120 (1902). {EUD92 100.2}


Es tiempo de que nuestro pueblo lleve a sus familias de las ciudades a localidades más apartadas, de lo contrario muchos de los jóvenes, y también muchos de los de más edad, serán entrampados y arrebatados por el enemigo.—Testimonies for the Church 8:101 (1904). {EUD92 100.3}


Ni una familia en cien se beneficiará física, mental o espiritualmente por residir en la ciudad. La fe, la esperanza, el amor y la felicidad se adquieren con facilidad mucho mayor en los lugares retraídos, donde hay campos, colinas y árboles. Alejad a vuestros hijos de los espectáculos y ruidos de la ciudad, del traqueteo y bullicio de los tranvías y otros vehículos, y tendrán mentes más sanas. Resultará más fácil grabar en su corazón la verdad de la Palabra de Dios.—El hogar adventista, 121 (1905). {EUD92 100.4}



 

Arthur | (Paulo Rocha) Saúde

Cláudio | (Ruth) Saúde

Levi | Saúde

Luiz e Alejandro | Saúde

Marcos | Saúde

Pedro | (pastor) Saúde

Laura | (Almir) Saúde

Miguel | (Alex) Saúde

Pr. Ottoni | (pai da Marjorie) Saúde

Thalles | (Juan e Thais) Saúde

Mateus | Saúde

Sandra | (Joezel) Saúde

Isadora | Saúde

Inês | Saúde

Laurete | Saúde

Enock e Túlio | (Silas) Saúde

Nair | (Oliveira) Saúde

Tia Bia | Saúde

Lúcia | (vó Keyse) Saúde

Saul | (família Cruz) Saúde

Elisa | (família Aguiar) Saúde

Benedito | (Flavinha) Saúde

Jorge | (Ever) Saúde

¿Cree que este mensaje puede ayudar a alguien? Comparte con sus contactos o a través de sus redes sociales.


0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page