Terremotos e inundaciones
El enemigo ha trabajado y todavía sigue trabajando. Ha descendido con gran poder, y el Espíritu de Dios se está retirando de la tierra. Dios ha retirado su mano. Solo tenemos que mirar a Johnstown [Pennsylvania]. El no impidió que el diablo destruyese completamente la ciudad. Y esos mismos hechos aumentarán hasta la conclusión de la historia de esta tierra.—Sermons and Talks 1:109 (1889).
La corteza terrestre se rasgará a causa de las erupciones de los elementos ocultos en sus entrañas. Estos elementos, una vez desata- dos, barrerán los tesoros de aquellos que por años han estado aumen- tando sus riquezas al obtener de sus empleados grandes posesiones a precios de hambre. Y también el mundo religioso será terriblemente sacudido, porque el fin de todas las cosas está cercano.—Manuscript Releases 3:208 (1891).
Ya ha llegado el tiempo en que en un momento podremos estar pisando tierra firme, y en el siguiente la tierra estará moviéndose debajo de nuestros pies. Ocurrirán terremotos cuando menos se los espere.—Testimonios para los Ministros, 421 (1896).
En incendios, inundaciones, terremotos, en la furia de las grandes profundidades, en calamidades por mar y tierra, se da la adverten- cia de que el Espíritu de Dios no contenderá para siempre con el hombre.—Manuscript Releases 3:315 (1897).
Antes de que el Hijo del hombre aparezca en las nubes del cielotodo estará convulsionado en la naturaleza. Rayos del cielo unidoscon el fuego interno de la tierra harán que las montañas ardan comoun horno y que hagan fluir sus torrentes de lava sobre aldeas y ciudades. Masas de rocas derretidas, arrojadas dentro del agua por el solevantamiento de cosas ocultas dentro de la tierra, harán que hiervael agua y despida rocas y tierra. Habrá formidables terremotos y gran destrucción de vidas humanas.—Comentario Bíblico Adventista7:958 (1907).
Crimen, hambres, pestilencia
Satanás está obrando en la atmósfera; la está envenenando, y nosotros dependemos de Dios para la protección de nuestras vidas: de nuestra vida actual y eterna. Y por encontrarnos en la posición en que estamos, necesitamos estar bien despiertos, plenamente consa- grados, completamente convertidos y cabalmente dedicados a Dios. Pero al parecer permanecemos inactivos como si estuviésemos pa- ralizados. ¡Dios del cielo, despiértanos!.—Mensajes Selectos 2:59 (1890).
Dios no ha impedido que los poderes de las tinieblas hagan su obra mortífera de viciar el aire, una de las fuentes de vida y alimento, con elementos mortíferos. No solo ha sido afectada la vida vegetal, sino que el hombre mismo sufre de pestilencia [...]. Estas cosas son el resultado de gotas de las copas de la ira de Dios que caen sobre la tierra, y son pálidas representaciones de lo que acontecerá en el futuro cercano.—Mensajes Selectos 3:446-447 (1891).
Aumentarán las hambrunas. Las pestilencias barrerán a miles. A nuestro alrededor hay peligros procedentes de las potencias externas y de las operaciones satánicas de adentro, pero ahora se está ejer- ciendo el poder restrictivo de Dios.—Manuscript Releases 19:382 (1897).
Se me ha mostrado que el Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Pronto se les negará el poder protector de Dios a todos los que continúan despreciando sus mandamientos. Diariamente nos llegan informes de transacciones fraudulentas, asesinatos y crímenes de toda clase. La iniquidad se está convirtiendo en un asunto tan común que ya no sacude los sentidos como en un tiempo lo hacía.— Carta 258, 1907.
El propósito de Dios en las calamidades
¿Qué significan las horribles calamidades marinas, barcos arro- jados a la eternidad sin un momento de advertencia? ¿Qué significan los accidentes en tierra, incendios que consumen las riquezas que los hombres han atesorado, mucho de lo cual ha sido acumulado oprimiendo al pobre? El Señor no intervendrá para proteger la pro- piedad de aquellos que transgreden su ley, quebrantan su pacto y pisotean su día de reposo, aceptando en su lugar un día de descanso espurio.
Las plagas de Dios ya están cayendo sobre la tierra, arrasando las estructuras más costosas como si fuera mediante un soplo de fuego desde el cielo. ¿No harán estos juicios recapacitar a los profesos cristianos? Dios los permite para que el mundo preste atención, para que los pecadores le teman y tiemblen ante él.—Manuscript Releases 3:311 (1902).
Dios tiene un propósito al permitir que ocurran estas calamida- des. Son uno de sus medios para llamar a los hombres y mujeres a la reflexión. Mediante fenómenos insólitos a través de la naturaleza, Dios expresará a los incrédulos agentes humanos aquello que ha revelado claramente en su Palabra.—Manuscript Releases 19:279 (1902).
¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundacio- nes, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorgani- zadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.—La Historia de Profetas y Reyes, 207 (1914).
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