top of page
  • Ellen G. White

#80 Las siete últimas plagas y los impíos — 2 de 3


A veces los santos ángeles ejercen poder destructivo

Los juicios de Dios fueron suscitados contra Jericó. Era un baluarte. Pero el mismo Capitán de la hueste del Señor vino del cielo para conducir los ejércitos del cielo en un ataque contra la ciudad. Ángeles de Dios asieron los masivos muros y los derribaron.—Testimonies for the Church 3:264 (1873). {EUD 207.1}


Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una ocasión, en obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército asirio.—El Deseado de Todas las Gentes, 650 (1898). {EUD 207.2}


El mismo ángel que había bajado de los atrios celestiales para librar a Pedro, había sido mensajero de ira y juicio para Herodes. El ángel hirió a Pedro para despertarlo de su sueño; pero fue con un golpe diferente como hirió al perverso rey, humillando su orgullo y haciendo caer sobre él el castigo del Todopoderoso. Herodes murió en gran agonía mental y corporal bajo el justo castigo de Dios.—Los Hechos de los Apóstoles, 123 (1911). {EUD 207.3}


Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación por todas partes.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 672 (1911). {EUD 207.4}


Las primeras dos plagas

Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca. Apocalipsis 14:9-10. Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios. En el Apocalipsis se lee lo siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles: “Vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen”. El mar “se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar”. Apocalipsis 16:2-3.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 685-686 (1911). {EUD 207.5}


Las plagas estaban cayendo sobre los moradores la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para ellos. Había sido derrama la última lágrima en favor de los pecadores, ofrecida última angustiosa oración, soportada la última carga y dado el postrer aviso.—Primeros Escritos, 281 (1858). {EUD 208.1}


La tercera plaga

Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no estuviesen hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas. Estas enfurecieron a los malvados contra los justos, pues los primeros pensaron que habíamos atraído los juicios de Dios sobre ellos, y que si podían raernos de la tierra las plagas se detendrían. Se promulgó un decreto para matar a los santos, lo cual los hizo clamar día y noche por su libramiento.—Primeros Escritos, 36 (1851). {EUD 208.2}


“Los ríos, y [...] fuentes de las aguas, [...] se convirtieron en sangre”. Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: “Justo eres tú, oh Señor, [...] porque has juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen”. Apocalipsis 16:2-6. Al condenar a muerte al pueblo de Dios, los que lo hicieron son tan culpables de su sangre como si la hubiesen derramado con sus propias manos.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 686 (1911). {EUD 208.3}


La cuarta plaga

En la plaga que sigue, se le da poder al sol para “quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor”. Apocalipsis 16:8-9. Los profetas describen como sigue el estado de la tierra en tan terrible tiempo: “El campo fue destruido, enlutóse la tierra; [...] porque se perdió la mies del campo [...]. Secáronse todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres [...]. El grano se pudrió debajo de sus terrones, los basamentos fueron asolados [...]. ¡Cuánto gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! [...]. Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto”. Joel 1:10-12, 17-20. “Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán en silencio”. Amós 8:3. {EUD 208.4}


Estas plagas no serán universales, pues de lo contrario, los habitantes de la tierra serían enteramente destruidos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan sufrido jamás los hombres.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 686-687 (1911). {EUD 209.1}


La quinta plaga

Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas más sombrías que la oscuridad de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado al otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina, y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad [...]. {EUD 209.2}


Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Sucédense señales y prodigios con rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras los justos contemplan con gozo las señales de su liberación.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 693-694 (1911). {EUD 209.3}


La ley de Dios aparece en el cielo

Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 697 (1911). {EUD 210.1}

 

Arthur | (Paulo Rocha) Saúde

Cláudio | (Ruth) Saúde

Levi | Saúde

Luiz e Alejandro | Saúde

Marcos | Saúde

Pedro | (pastor) Saúde

Pr. Ottoni | (pai da Marjorie) Saúde

Thalles | (Juan e Thais) Saúde

Mateus | Saúde

Sandra | (Joezel) Saúde

Isadora | Saúde

Inês | Saúde

Laurete | Saúde

Enock e Túlio | (Silas) Saúde

Nair | (Oliveira) Saúde

Tia Bia | Saúde

Lúcia e Sônia| (Keyse) Saúde

Saul | (família Cruz) Saúde

Benedito | (Flavinha) Saúde

Jorge | (Ever) Saúde

¿Cree que este mensaje puede ayudar a alguien? Comparte con sus contactos o a través de sus redes sociales.


0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page