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Ellen G. White

#73 El sello de Dios y la marca de la bestia — 1 de 3


Solo dos clases

Solo puede haber dos clases. Cada grupo está marcado claramente ya sea con el sello del Dios viviente o con la marca de la bestia o de su imagen.—The Review and Herald, 30 de enero de 1900. {EUD 183.1}


Todo el mundo cristiano estará involucrado en el gran conflicto entre la fe y la incredulidad. Todos tomarán partido. Aparentemente algunos no participarán en el conflicto en ninguno de los dos lados. Parecerá que no toman partido contra la verdad, pero no se adelantarán osadamente por Cristo por temor a perder propiedades o a sufrir reproches. Los tales serán contados con los enemigos de Cristo.—The Review and Herald, 7 de febrero de 1893. {EUD 183.2}


A medida que nos acerquemos al fin del tiempo, la línea de separación entre los hijos de la luz y los de las tinieblas será más y más definida. Estarán más y más en desacuerdo. Esta diferencia se expresa en las palabras de Cristo, “Nacido de nuevo”: creado de nuevo en Cristo, muerto al mundo y vivo para Dios. Estos son los muros de separación que dividen lo celestial de lo terrenal y que describen la diferencia entre aquellos que pertenecen al mundo y los que son escogidos para salir de él, que son elegidos, preciosos a la vista de Dios.—Testimonio especial a la Iglesia de Battle Creek (Ph 155), 3 (1882). {EUD 183.3}


Miembros de familia son separados

Los que han sido miembros de la misma familia son separados. Se coloca una señal sobre los justos. “Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré como el hombre que perdona a su hijo que le sirve”. Malaquías 3:17. Los que han sido obedientes a los mandamientos de Dios se unirán con el grupo de los santos en luz; ellos entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. {EUD 184.1}


“El uno será tomado”. Su nombre estará en el libro de la vida, mientras otros con los cuales se asoció tendrán la señal de la eterna separación de Dios.—Testimonios para los Ministros, 234-235 (1895). {EUD 184.2}


Juzgados por la luz que hemos recibido

Muchos que no han tenido los privilegios que nosotros hemos tenido, irán al cielo antes que aquellos que han tenido gran luz y no han caminado en ella. Muchos han vivido de acuerdo con la mejor luz que han tenido y serán juzgados consecuentemente.—Carta 36, 1895. {EUD 184.3}


Todos deben esperar el tiempo asignado, hasta que la amonestación haya ido a todas partes del mundo, hasta que se haya dado suficiente luz y evidencia a cada alma. Algunos tendrán menos luz que otros, pero cada uno será juzgado de acuerdo con la luz recibida.—Manuscrito 77, 1899. {EUD 184.4}


Se nos ha dado gran luz respecto a la ley de Dios. Esta ley es la norma del carácter. Ahora se le requiere al hombre que se conforme a ella, y por ella será juzgado en el gran día final. En aquel día los hombres serán tratados de acuerdo con la luz que han recibido.—The Review and Herald, 1 de enero de 1901. {EUD 184.5}


Aquellos que han tenido gran luz y la han menospreciado, están en una situación peor que aquellos a quienes no se les han dado tantas ventajas. Se exaltan a ellos mismos, pero no al Señor. El castigo que se inflija a los seres humanos será en cada caso proporcional al deshonor que hayan acarreado a Dios.—Manuscript Releases 8:168 (1901). {EUD 185.1}


Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución consciente.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 663 (1911). {EUD 185.2}


No hay excusa para la ceguera voluntaria

Nadie será condenado por no haber prestado atención a la luz y al conocimiento que nunca tuvo y que no pudo obtener. Pero muchos se niegan a obedecer la verdad que les es presentada por los embajadores de Cristo, porque desean amoldarse a las normas del mundo. La verdad que ha llegado hasta su entendimiento, la luz que ha brillado en el alma, los condenarán en el juicio.—Comentario Bíblico Adventista 5:1119 (1884). {EUD 185.3}


Los que tienen una oportunidad de oír la verdad, y sin embargo no se esfuerzan por oírla ni comprenderla, pensando que si no oyen no serán responsables, serán considerados culpables ante Dios lo mismo como si la hubieran oído y rechazado. No habrá excusa para los que elijan caminar en el error cuando podrían haber entendido lo que es la verdad. Jesús, en sus sufrimientos y muerte, ha hecho expiación para todos los pecados de ignorancia; pero no se ha preparado remedio para la ceguera voluntaria. {EUD 185.4}


No seremos considerados como responsables por la luz que no ha llegado a nuestra percepción, sino por la que hemos resistido y rechazado. Un hombre no puede posesionarse de la verdad que nunca se le ha presentado, y por lo tanto no podrá ser condenado por la luz que nunca tuvo.—Comentario Bíblico Adventista 5:1118 (1893). {EUD 185.5}

 

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