Un límite a la paciencia de Dios Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta con todas las naciones. Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta; pero cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, comienza el ministerio de su ira.—Joyas de los Testimonios 2:63 (1882).
Dios lleva un registro de las naciones y los cálculos han aumentado contra ellos en los libros del cielo; y cuando se decrete una ley de que la transgresión del primer día de la semana será castigada, entonces su copa estará llena.—Comentario Bíblico Adventista 7:922 (1886).
Dios mantiene una cuenta con las naciones [...]. Cuando llegue plenamente el tiempo en que la iniquidad haya alcanzado el límite declarado de la misericordia de Dios, su paciencia cesará. Cuando las cifras acumuladas en los registros del cielo indiquen que está completa la suma de la transgresión, la ira vendrá.—Testimonies for the Church 5:524 (1889).
Mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese [38] límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 160 (1890).
El tiempo vendrá cuando los hombres llegarán en el fraude y la insolencia a un punto que el Señor no les permitirá sobrepasar, y entonces aprenderán que la paciencia de Jehová tiene límite.—Joyas de los Testimonios 3:281 (1909).
Hay un límite más allá del cual los juicios de Jehová no pueden ya demorarse.—La Historia de Profetas y Reyes, 307 (1914).
La transgresión casi ha llegado a su límite El tiempo durará un poco más hasta que los habitantes de la tierra hayan llenado la copa de su iniquidad, y entonces la ira de Dios, que por tanto tiempo ha dormitado, despertará, y esta tierra de luz beberá la copa de su ira sin mezcla.—Testimonies for the Church 1:363 (1863).
La copa de iniquidad está casi llena, y la justicia retributiva de Dios está por descender sobre los culpables.—Testimonies for the Church 4:489 (1880).
La maldad de los habitantes de la tierra, casi ha hecho desbordar la copa de sus iniquidades. Casi ha llegado la tierra al punto en el cual Dios se dispone a abandonarla en manos del destructor.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902).
La transgresión casi ha llegado a su límite. La confusión llena el mundo, y pronto un gran terror vendrá sobre los seres humanos. El fin está muy cerca. Nosotros, que sabemos la verdad, debiéramos estar preparándonos para lo que pronto se desatará sobre el mundo como una sorpresa abrumadora.—Testimonies for the Church 8:28 (1904).
Debiéramos recordar el gran día de Dios Debemos educarnos para estar pensando y explayándonos en las grandes escenas del juicio que están precisamente ante nosotros. El hecho de mantener nuestra mente en las escenas del gran día de Dios, cuando todo será revelado, tendrá un efecto sobre nuestro carácter. Un hermano me dijo:
“Hermana White, ¿cree usted que el Señor vendrá dentro de diez años?”
“¿Qué diferencia hace para usted si él viene dentro de dos, cuatro o diez años?”
“Pues—dijo él—, si supiese que el Señor viene en diez años, creo que haría algunas cosas en forma diferente a como las hago ahora”. “¿Qué haría usted?”, dije yo. “Oh—dijo él—, vendería mi propiedad y comenzaría a investigar la Palabra de Dios y trataría de advertir a la gente y conseguir que se preparen para su venida, y le suplicaría a Dios que yo pudiese estar listo para encontrarlo. Luego le dije: “Si usted supiese que el Señor no viene hasta de aquí a veinte años, ¿viviría en forma diferente?” El repuso: “Creo que sí [...]”. ¡Cuán egoísta fue la expresión de que viviría una vida diferente si supiera que el Señor vendría en diez años! Enoc caminó con Dios 300 años. Esta es una lección para nosotros para que caminemos con Dios cada día, sabiendo que no estamos seguros a menos que estemos esperando y velando.—Manuscrito 10, 1886.
La brevedad del tiempo Ojalá que el Señor no dé descanso, día ni noche, a aquellos que ahora son descuidados e indolentes en la causa y la obra de Dios. El fin está cerca. Esto es lo que Jesús quisiera siempre mantener ante nosotros: la brevedad del tiempo.—Carta 97, 1886.
Cuando estemos de pie con los redimidos sobre el mar de vidrio, con las arpas de oro y las coronas de gloria y ante la eternidad sin límites, entonces veremos cuán breve fue el período de prueba que hubo que esperar.—Manuscript Releases 10:266 (1886).
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